Con la ayuda de unas cuantas fotos y un poco de música en mis oídos me dispongo a escribir sobre algo que ocurrió hace 17 días. Son muchos días para acordarme de los detalles más pequeños. Aun así esto es algo que le debo al blog. Cada lugar es igual de importante y no voy a dejar olvidado un lugar tan entrañable.
Lo de entrañable lo digo por una persona que conocimos al llegar a Tingo María, Gladys. Una chica que conocimos porque Sylvain tenía el contacto de un familiar suyo. Bajo sus consejos y su orientación nos dejamos llevar durante tres días por los alrededores de esta ciudad. Cuevas, lagunas, pueblos, miradores. Tingo María se deja visitar y no defrauda.
Para ello voy a empezar como he hecho anteriormente (suspiro al intentar recordar), con un mapa en el que se puede ver el recorrido que hay que realizar para llegar desde Tarapoto hasta Tingo María.
Bajando una vertical por toda la falda de la sierra, después de varios cambios de combi y taxis compartidos y bastantes horas de carreteras, algunas sin asfaltar, uno consigue llegar hasta Tingo María. El viaje en parte es entretenido.
La vegetación te recuerda que aunque no estés en la selva, poco falta. Temperaturas cálidas, muchas palmeras, todo muy verde.
Muchos pueblecitos al lado de la carretera en los que ves casas muy humildes. Uno se da cuenta de que está viajando por una parte de Perú bastante profunda. Lugares que han sido un poco olvidados por el gobierno a la hora de desarrollar el país.
Recuerdo que llegamos pronto a Tingo María. Lo primero era encontrar a Gladys. El taxi nos deja en una calle y que suerte que en la calle de al lado se encuentra la pastelería que ella regenta. Había salido al mercado así que la esperamos almorzando una papa rellena y un jugo de papaya
La papa rellena me gustó tanto que pensé que era la mejor papa rellena que había comido. Mejor que las que yo hice cuando trabajaba.
La papa rellena me gustó tanto que pensé que era la mejor papa rellena que había comido. Mejor que las que yo hice cuando trabajaba.
Nuestro encuentro con Gladys fue de lo más agradable. Charlamos y charlamos. Le contamos un poco nuestra historia y le preguntamos que podíamos visitar en Tingo María. Nos buscó un hostal muy agradable, dejamos las mochilas y miramos el reloj. Nos daba tiempo a realizar la primera excursión.
· Cueva de las Lechuzas
Nos montamos en una moto taxi y atravesamos un rio para subir por una carretera en la que nos encontramos con gente vendiendo chochos. Es como lo llamamos en España. Y me acuerdo de haber comido también unas rosquillas de Yuca muy ricas.
Mientras íbamos picando de lo que encontrábamos en la carretera llegamos a la cueva. De aquí en adelante las fotos hablan por sí solas
.
A la vueltad de la cueva estuvimos parados en la carretera. Habia unos niños vendiendo comida. Por unos minutos dejaron sus obligaciones para jugar con nosotros a ser capturados.
.
A la vueltad de la cueva estuvimos parados en la carretera. Habia unos niños vendiendo comida. Por unos minutos dejaron sus obligaciones para jugar con nosotros a ser capturados.
Por la tarde nos dio tiempo a subir a un mirador para ver Tingo María. Y hacer un simulacro de la bella durmiente. Si os fijáis en la montaña del fondo se puede observar una mujer tumbada que dicen que siempre que hay nubes parece que la mujer está fumando.
Tingo María es una ciudad de 60.000 habitantes. Conocida como la “Ciudad de la bella durmiente” esta ciudad se encuentra en la ceja de la selva. Su clima es húmedo y cálido, algo que resulta muy agradable si has bajado de los Andes.
Tiene un asentamiento universitario con un campus inmenso que alberga muchas facultades. Yo me quedé impresionado de lo grande que era aquello.
Me gustaron sus calles con sus motocarros, el bullicio de la gente por los mercados. Hay que andarse con ojo al cruzar la calle que te quitan del tabaco rápidamente.
Su mercado limpio y desordenado se presta para dar un paseo y ojear todas sus curiosidades.
A lo largo de mis viajes me he encontrado con muchos contrastes con la comida . Me acuerdo por las fotos que en Tingo Maria nos ocurrio que comimos en la calle una racion de pollo con unas papas.. Cuando acabe me levante para comprar unos pastelillos. Casi me costaron igual los pastelillos que el pollo
Pasamos tres días en tingo María. El segundo día nos fuimos con Gladys de excursión
· “Cueva de la Pavas”.
El lugar era precioso con la anécdota de que no había ninguna cueva. Era un paseo al lado de un rio en el que nos contó Gladys que había una leyenda de una mujer que vivía allí y un día los lugareños intentaron ver quien era y ella se escapó y se quedó petrificada en las rocas. Se ven las nalgas de una mujer en la piedra.
La mañana transcurrió en un paseo hasta un pueblo en que vimos algunas cosas curiosas como que las mujeres eran las encargadas de la construcción en las casas.
Estuvimos en un pueblo muy sencillito charlando con la gente. Aquí fue donde estuve un rato jugando a las canicas. Nos tomamos una cerveza para coger fuerzas y regresamos a la carretera para almorzar. Unos buenos pescados, carne y yuca, que no falte.
Gladys nos comenta que hay una piscina cerca. El agua sale de la propia montaña y el lugar estaba muy acogedor. Allí nos damos un baño para finalizar el día. Lo mas curioso de este dia fue un gusano que nos encontramos en un arbol
La mañana transcurrió en un paseo hasta un pueblo en que vimos algunas cosas curiosas como que las mujeres eran las encargadas de la construcción en las casas.
Estuvimos en un pueblo muy sencillito charlando con la gente. Aquí fue donde estuve un rato jugando a las canicas. Nos tomamos una cerveza para coger fuerzas y regresamos a la carretera para almorzar. Unos buenos pescados, carne y yuca, que no falte.
Gladys nos comenta que hay una piscina cerca. El agua sale de la propia montaña y el lugar estaba muy acogedor. Allí nos damos un baño para finalizar el día. Lo mas curioso de este dia fue un gusano que nos encontramos en un arbol
· Laguna de los Milagros
Miércoles por la mañana y como los días anteriores desayunamos en Chantilly, la pastelería de Gladys. Buenos jugos, sándwich, Pasteles. De todo un poco, muy rico. Sin nosotros saberlo nos quedaba la mejor excursión de todas
Nos montamos en una combi y estuvimos una hora hasta llegar al lugar. Le dijimos a una chica que nos hiciera una foto y al final le acabamos haciendo las fotos a ella. Nos echamos unas risas con la modelo.
Comienzas subiendo una cuesta entre árboles y maleza. No te esperas lo que vas a ver. De repente llegas a lo alto y te encuentras con un paisaje alucínate. Una tranquilidad inmensa. En la laguna había varias cabañas en las que podías coger una canoa e irte a pasar el día. Nosotros nos llevamos la comida porque allí no había donde comer. Sylvain y Gladys se dieron un baño en la laguna, yo mientras me quede dormido durante dos horas. Que felicidad
Algunas cosas puede que se me hayan pasado por que ha pasado bastante tiempo. Lo que no se me puede olvidar es darte las gracias por esos dias tan grandes que pasmos en tu tierra.
Hasta siempre Gladys
me encanta el reportaje...si tienes el correo de gladys....mandamelo por favor...un abrazo...
ResponderEliminarSylvain
Que linda que sale mi tia Gladys!! ella es la mejor para mostrar los lugares mas lindos de Tingo Maria!! Lindas fotos, lindo todo! :)
ResponderEliminar