jueves, 19 de enero de 2012

29,30,31-12-2011. Bolivia. Lago Titicaca. Isla del Sol



  Os imagináis donde estoy no? Esta vez he preferido viajar cómodo porque son 22 horas de bus las que me estoy apretando. Estoy un poquito cansado de los buses chungos y tenía ganas de dormir algo así que me he cogido la parte de abajo  que es donde se va mejor.


    Me dirijo a Santiago de Chile a visitar a un colega, Ricardo. Casi 10 años han pasado desde que Ricardo estuvo viviendo en Aguilar de Campoo. Ha llegado el momento de devolver la visita.
   Pero eso es algo que tiene que esperar un poco ya que todavía ando remando y remando para poner al día este blog que tanto cariño  he cogido

   Hoy toca hacer la crónica de un viaje que ocurrió el 28 de diciembre. La expedición francesa y española sigue en pie. Sylvain, Celine, Delphine  y un servidor dejamos zanjado la visita a la parte peruana del lago Titicaca.



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Para ello había que marcharse de Puno y avanzar hacia la frontera Boliviana. Recuerdo que el viaje hasta Yunguyo fue muy pesado y llegamos al finalizar el día.
   Yunguyo es un pueblo pequeñito que está a 10 minutos de la frontera con Bolivia.



  Como todas las mañanas nos levantamos pronto para darnos una vuelta por el mercado

















  Probé un cebiche de Pejerrey que es como unos bocartes pequeños. Estaba muy bueno. Comer pescado crudo a las 8 de la mañana es algo inusual pero tengo que reconocer que me gusta y te da muchas fuerzas para comenzar la mañana
  



   A uno siempre le entra la curiosidad cuando llegas a una frontera. Y tengo que decir que me gusto la rapidez con la que pasamos. Un 10 para los bolivianos. En cosa de 30 minutos hicimos todos los trámites. Estaba lleno de turistas y no demoramos mucho.











 Una vez que pasas la frontera  se llega a Copacabana. Y digo bien porque a todo el mundo se le estará yendo la cabeza  a Brasil. Esta Copacabana es de Bolivia. Yo no conozco la brasileña  pero esta estaba muy bien. Fue clave que llegamos y este pueblo nos recibió con mucho sol y unas cervezas bien frescas. Cosa que no veíamos desde hace unos días. Hubo que esperar un poquito para coger la barca que nos llevaría hasta la isla del Sol. Se agradeció.























     Nuestro objetivo era pasar la Nochevieja en la isla del  sol. Considerada como meca de  mochileros esta isla se dice que fue donde nació el primer rey inca, Manco Túpac. Un lugar muy especial a 4000 metros de altura. Muchas energías  y mucha gente con una sola finalidad, despedir el año desde un lugar muy especial. A lo largo de los tres días que estuvimos allí, llegaba gente de todos los lados del mundo. Argentinos los que más pero veías gente de todos los países.

   Nosotros llegamos tal que un jueves 29 de diciembre. La isla tiene dos partes. A nosotros nos dejaron en la parte norte. Justo donde el palito de la "d". A lo largo de la montaña se encuentran toods los hostales y los restaurantes.

  La parte mas turistica esta en lo alto de la montaña.Del embarcadero hasta el pueblo había que subir y esta vez llevábamos la mochila grande. Fue muy jodido  llegar. El aire se vendía muy caro a tanta altitud y había verdaderos problemas para caminar con peso.










 Aun así tuvimos suerte porque todavía espacio en los hostales y no hubo que dar muchas vueltas. Algo que el día 31 se convertiría en una verdadera locura.


  Los días que estuvimos aquí se mantuvo una pauta con la lluvia. Empezaba a llover  a las 8 o 9 de la noche  y se levantaba lloviendo. Al mediodía salía el sol y quedaba una tarde de la ostia para luego volver a llover.




    Cuando se ponía a llover siempre estaba la opción de comprar unas botellas de vino y meterse en la habitación. Hubo ratos en los que pasamos algo de frio. Yo no me duche en los tres días que estuvimos allí. Con eso lo digo todo.














  También hubo ratos en los que subíamos a la parte más alta de la isla donde estaban los restaurantes y allí pasamos unas tardes muy bonitas viendo la puesta de sol desde un lugar que no me olvidara nunca.























   El ambiente que se respiraba era muy bueno. Todo el mundo que andaba por allí estaba a lo mismo. Descansando. Perdiendo la mirada en el horizonte .Brindando por poder estar allí. Uno se siente muy afortunado cuando estas en un lugar así. Y en gran parte el estar tan bien en un lugar así se lo debo a mis compañeros de viaje.
   Fueron días diversión, de tranquilidad, de amistad, de pensar, de compartir, de imaginar. De ver la vida en su totalidad.


  
    Creo que fue el mejor lugar donde podía pasar el fin de año. La última noche, la del 31 empezó con una cena a las 7 de la tarde. Cada uno escogió lo que quiso y como la comida eras siempre la misma en todos los restaurantes, aquel día repetimos con trucha, canelones y lasaña.




   Lo acompañamos con unas botellas de vino boliviano. A mí luego me dio un poco la noche. Pero bueno. Estuvimos bebiendo unas botellas de vino en la habitación y luego nos subimos a la parte alta a celebrar las campanadas. No tengo fotos de esto porque no suelo salir de fiesta con la cámara.
  


   Quizás os podáis imaginar este lugar de noche. Mucha gente bailando y algunos con sus trajes incas e instrumentos cantando canciones tradicionales. Hogueras y gente alrededor. Muchos abrazos, besos y vino para todo el mundo. Nos dimos las gracias por estar allí y pasamos las horas de fiesta en fiesta compartiendo las botellas de vino que íbamos comprando por los puestos de la calle.

   Gracias Sylvain, Celine y Delphine por esos momentos. Nos vemos


 

1 comentario:

  1. Me encantaron las fotos!!!! fue un viaje en unos minutos!! gracias por compartirlo!!!! divino!

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